La pandemia invisible
- Nosce Te
- 7 ene 2023
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Los centros sanitarios de Castellón atendieron a 137.932 pacientes por motivos de salud mental en 2021
La salud mental ha sido la gran olvidada por gran parte de la sociedad durante muchos años. Los problemas mentales aumentan cada año. La depresión y la ansiedad aumentaron más de un 25% en el primer año de la pandemia solamente, según la Organización Mundial de la Salud. El ritmo de vida y las exigencias constantes de la sociedad actual no hacen más que acrecentarlos. Las instituciones se empiezan a mover ligeramente, y, por ejemplo, desde la Diputación de Castellón se exige la creación de un Plan Nacional de Prevención del Suicidio en el que se incluya mayor dotación economica y humana en lo relacionado con la salud mental.
La salud mental es un estado de bienestar psíquico, emocional y social, pero va más allá: es una condición que define a un ser, ya que afecta tanto a la forma de ser, sentir, pensar o actuar, según Medline Plus. La forma en que los individuos se relacionan con la vida viene determinada por la salud mental, es decir, es un estado que lo condiciona todo.

Fuente: Alexander Grey
Los datos sobre salud mental son estremecedores. Según el Informe Anual del Sistema Nacional de Salud 2020-2021, el 29% de la población padece algún trastorno psicológico. Los casos registrados en clínicas de atención primaria más frecuentes son los trastornos de ansiedad (74,6 casos por cada 1.000 habitantes), seguidos de los trastornos del sueño y de los trastornos depresivos (60,7 y 41,9 por cada 1.000 habitantes, respectivamente). En los menores de 25 años, los problemas de salud mental más frecuentemente registrados también son los trastornos de ansiedad (20,2 casos por 1.000 habitantes).
Es impactante la diferencia entre hombre y mujeres, y es que ellas sufren aproximadamente el doble de trastornos (97,5 casos por 1000 personas contra 50,7 casos por 1000 habitantes), según el informe antes mencionado. Sin embargo, en los más pequeños, esta diferencia de género no se nota apenas.
Era despertarme, ponerme a llorar, seguir llorando por el resto del día y quedarme dormida llorando.
Valeria Ruiz, estudiante de Comunicación Audiovisual en la Universitat Jaume I, fue superada por la ansiedad: “Fue un momento de mi vida donde tenía mucho estrés, sabía que algo iba mal, ya que estaba todo el día triste, me costaba no dormirme y era despertarme, ponerme a llorar, seguir llorando por el resto del día y quedarme dormida llorando. Tuve la sensación de estar en un pozo del que era muy difícil salir. Era un infierno, hasta que llegó un día y dije basta”.
La propia Valeria reconoció que el psicólogo de la seguridad social no fue de ayuda, por ello, cada vez más jóvenes deciden apoyarse en gente de su entorno. Para la joven estudiante, su punto de apoyo y su lugar más seguro, era su amiga Cristina: “Mi amiga Cristina estuvo apoyándome. Le agradezco todo lo que tengo”.
El pasado 10 de octubre, con motivo de la celebración del día mundial de la salud mental, Castellón salió a la calle. Juan Migallón, presidente de la Asociación de Familiares para los Derechos de las Personas con Enfermedad Mental (AFDEM), puso de manifiesto la necesidad de aumentar la inversión para promocionar el bienestar emocional y psicológico de los jóvenes. Su petición busca conseguir un plan de desarrollo que implique a las instituciones con una atención asequible, activa y de calidad. El mismo día, el Sindicato de Estudiantes realizó una marcha bajo el lema “Salut mental. Un dret i no un privilegi”. Los jóvenes manifestantes reclamaban aumentar el gasto total, aumentar el número de profesionales de esta área en la atención primaria e incluir en los planes de estudio conocimientos sobre prevención de suicidios, entre otros.
Un 84% de los estudiantes universitarios alegaron que el estar recluidos en su domicilio afectó de forma negativa a su estado de ánimo
Los problemas de salud mental siempre han estado presentes, en mayor o menor medida, pero la pandemia que vivió el mundo entre 2019 y 2021 fue un punto de inflexión. La COVID-19 se cernió sobre la humanidad. Multitud de jóvenes -y no tan jóvenes- se vieron recluidos en sus casas durante meses. ¿La gran afectada? La salud mental. Según un estudio del Grupo de Psicología de la Salud y UJI Hábitat Saludable, un 84% de los estudiantes universitarios alegaron que el estar recluidos en su domicilio afectó de forma negativa a su estado de ánimo.

Fuente: Vlada Karpovich
Uno de los múltiples casos que se dieron es el de Elena Puigvert, graduada en Periodismo por la Universitat Jaume I: “Levantarme, conectarme virtualmente a las clases, comer, ver una película y dormir. Así un día tras otro. La incertidumbre y la monotonía se convirtieron en un círculo vicioso que acabó por consumirme”.
Cuidar la salud mental tiene un doble beneficio, como explica Isabel Dionis Ballester, licenciada en psicología y orientadora en el IES Serra d’Espadà: “Por un lado, el tema personal y, por otro lado, un beneficio social. Una buena salud mental puede aumentar la productividad, nos hace capaces de tomar decisiones más libre y conscientemente y, a la vez, mejora las relaciones interpersonales, permitiendo así desarrollar el potencial máximo de cada uno de nosotros”.
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